sábado, 16 de noviembre de 2013

Reseñas: Matt Fishel, Fito Páez, Paul McCartney, James Blunt

Fito Páez
Dreaming Rosario
Sony, 2013
3

Sus últimos discos han sido lamentables desde todo punto de vista, pero como dice una de sus mejores canciones (de las antiguas), no todo está perdido cuando él viene a ofrecer su corazón. Este álbum, a beneficio de los damnificados por una tragedia acaecida en agosto pasado en Rosario, reconcilia a Fito Páez con su propio norte musical. “Dreaming Rosario” (Sony, 2013) nos devuelve al rosarino que creíamos sepultado bajo su propio ego: canciones bien hechas (parece que esta vez sí tenía algo que decir) y arreglos correctos de la mano de una troupe de músicos de primera: Claudio Cardone, Guillermo Vadalá, Osvaldo Fattorusso y Diego Olivero). Y aunque patina con “La vida sin Luis” (¿por qué insiste en rocanrolear si eso nunca ha sido lo suyo?), temas como “Mirá quien vino” y “Marietta” corresponden a lo que se esperaría de Fito. Eso sí, dos cosas debemos tener en cuenta: la primera, que su voz es lamentable, aunque en esta oportunidad le vaya a la atmósfera bohemia que envuelve al disco. La segunda es que nunca ha sido un buen pianista y cuando se las da de concertista es insufrible (“Amor es locura” se echa a perder por eso). En resumen: la música ha mejorado pero la interpretación sigue siendo mediocre. Y conste que este es el mejor Fito en, por lo menos, dos décadas.


Paul McCartney
New
Hear Music, 2013
4

Es difícil que un dinosaurio del rock meta la pata con roche. Primero, porque con más de cinco décadas en el oficio son muy pocos los trucos que podrían ignorarse para sacar adelante cualquier proyecto. Y segundo porque, si eres Paul McCartney, puedes cantar lo que se te venga en gana, total ni la debe ni la teme e igual lo seguirán adorando millones de personas. “New” (Hear Music, 2013) no nos va a sorprender salvo porque demuestra que Paul mantiene la voz y la fuerza pese a la tonelada de años que cuenta. “Save us”, “Alligator”, “Early days”, “New”, “Road” y todas las demás están dentro  de lo que esperaríamos de un exBeatle en actividad: calidad y diversión moderadas por el paso del tiempo. Si esto último le hace bien o mal a su carrera queda a la opinión de sus fanáticos; para quienes no lo somos y tratamos de ser objetivos, Paul McCartney siempre será el mejor de los cuatro y por mucho, le duela a quien le duela. En honor al talento que le reconocemos y a que ciertas canas se respetan (considerando, como se dijo al comienzo, que no ha metido la pata) no le vamos a objetar debilidades. Sin nostalgias y sin indicios de querer jubilarse, “New” es una clase maestra de resistencia y musicalidad que merece ser escuchada como tal.


James Blunt
Moon Landing
Atlantic, 2013
2

Hay que ser valientes para seguir en carrera haciendo lo mismo que otros hacen mejor… o tal vez solo se necesita estar bien apadrinado. Veamos: James Blunt no es precisamente un gran compositor, mucho menos un gran cantante y sospechamos que no es él quien arregla sus temas, precisamente. En todos sus discos se respira el mismo aroma a producto prefabricado con barniz artístico y mucho, muchísimo apoyo de alguna gran disquera, como con Adele, por ejemplo. Y al igual que con los álbumes de la diva en mención y con los previos de Blunt, con este “Moon Landing” (Atlantic, 2013) no pasa nada; es completamente anodino. Es tan anodino que deberíamos pasarlo por alto y no reseñarle un carajo, pero es parte de la chamba, qué se le va a hacer. Lo poco rescatable del disco es plagio descarado: “Satellites” suena a Jason Mraz, “Bonfire Heart” a Dave Matthews Band featuring Mika, “Miss America” a Fun., y así. Las baladas son melosas y nada más, y las letras en general son para tajearse los brazos en el sentido de las venas, pero solo por vergüenza ajena. No hay nada rescatable en este disco y si quieren corroborar el veredicto, pueden ir y escucharlo en línea desde la página de Amazon… pero, honestamente, ese precioso tiempo sería mejor invertido en una visita a cualquier página porno, por decir algo al azar.


Matt Fishel
Not Thinking Straight
Young Lust Records, 2013
4


Un disco de pop rock para jóvenes muy bien compuesto, interpretado y producido, con letras que hablan del amor, el desamor, la marihuana y la realización como persona. Hasta ahí, “Not Thinking Straight” (Young Lust Records, 2013) es un buen álbum, mas no uno particularmente extraordinario. Pero hay un ingrediente adicional que lo hace más que interesante: Matt Fishel es homosexual y todas sus canciones nacen del punto de vista de un adolescente homosexual, sin melodramas ni paltas existenciales (a diferencia de Antony Hagerty, Rufus Wainwright o, poniéndonos históricos, Boy George). Matt le pone voz a un adulto que recuerda su adolescencia y que le canta a su primera vez (“The first time”), a sus ex (“When boys meet boys”, “Armitage Shanks”), a su amigo que consume drogas (“Seventeen Again”) y a su aburrido vecindario (“Nottingham”), pero también habla, como no podría ser de otra manera, de cómo le afectaron la homofobia (“Radio-Friendly Pop Song”, “Football song”), del autorrechazo (“Testament”) y de tener que pasar piola ocultando su orientación sexual ante los demás (“Behind Closed Doors”). Lo bueno es que todos estos temas son abordados de una forma tan natural y sobria, musical y líricamente hablando, que uno termina de escuchar el disco sintiendo que aún hay esperanzas en este mundo para hacer una sociedad más justa y, en lo que nos concierne, para crear y escuchar mejor música (y más honesta).


Por Daniel Ágreda Sánchez
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Reseñas: Chick Corea, Jonas Kaufmann, Ben Harper with Charlie Musselwhite y... ya pues, Richard Clayderman

Jonas Kaufmann
Wagner
Decca, 2013
4½ 

El tenor de moda, uno de los mejores en la actualidad, le pone voz a dos de los más grandes compositores de todos los tiempos, de quienes este año se celebran sendos bicentenarios de nacimiento… y cuyas coincidencias terminan ahí, porque la historia registra enfrentamientos poco diplomáticos entre ambos genios. El caso es que Jonas Kaufmann se sube al carro… perdón, se suma a otros grandes del canto (como Domingo, Netrebko y Kurzak) para abordar algunas de las arias más conocidas y celebradas de ambos compositores. Acerca de “The Verdi Album” (Sony Classical, 2013), diremos que la producción es muy buena pero que no convence del todo, y que además no le perdonaremos haber incluido “La donna é mobile”; tremenda concesión comercial no se justifica ni con el cambio de disquera. Pero “Wagner” (Decca, 2013) es otra cosa: Kaufmann confirma que es uno de los pocos intérpretes capaces de dar la talla con las excesivas composiciones del músico alemán e impregna de vitalidad, belleza y emotividad cada una de las arias que interpreta. Nadie podría escuchar su versión de “Allmächt'ger Vater, blick herab” sin que se le haga un nudo en la garganta. En este disco casi-casi perfecto (ganador del Gramophone Award 2013 en la categoría Vocal), acompaña a Kaufmann Donald Runnicles al mando de la Orchester de Deutschen Oper Berlin.


Ben Harper with Charlie Musselwhite
Get up!
Stax Records / Concord Music Group
4

Ben Harper evidencia, en su extensa discografía, lo orgulloso y agradecido que está de sus raíces afroamericanas. Lo ha demostrado, por ejemplo, cantando canciones de Marvin Gaye y editando un disco con los Blind Boys of Alabama, “There will be a light” (2004), el cual ganó un Grammy en la categoría góspel. Pues bien, el nuevo álbum de Harper se llama “Get up!” (Concord Music, 2013) y es otro homenaje suyo a la cultura afroamericana. Ha sido compuesto e interpretado al alimón con Charlie Musselwhite, la leyenda blanca de la armónica negra estadounidense. La nueva placa corrobora la tendencia de Harper, quien cada vez que entra al estudio sale más bluesero que antes; digamos que el disco no debería sorprender a nadie, de no ser porque supera varias expectativas: pese a usar la misma fórmula musical, suena tan fresco como si fuera su primer álbum. Las canciones traen su propia textura y parecen un estudio etnomusicológico, puesto en escena bajo la impronta roquera de Harper y el sonido de Musselwhite, añejo y áspero. Todo aquí está en su lugar: desde el rock contemporáneo en “I Don´t Believe A Word You Say” hasta el blues de “Don´t Look Twice” y “I Ride a Down”, temas que nos transportan hacia finales del siglo XIX. Claramente se trata de uno de las mejores producciones del año.

Publicado en Nexos, Número 14, Setiembre 2013.


Richard Clayderman
Romantique
Decca

No se trata del mejor artista de la historia de la humanidad pero, en aras de ser democráticos, su nuevo disco no podía quedar fuera de las reseñas, especialmente por la cantidad de seguidores que moviliza (¡aunque muchos de ustedes lo nieguen!) y por los reconocimientos que está cosechando. Escuchar a Clayderman es un placer culposo porque su música entra facilísimo, se pega en el cerebro y se queda por años allí, dando vueltas y relajando contra nuestra voluntad la parte más crítica de nuestra conciencia artística. Pero el mundo lo escucha masivamente y prueba de eso es que “Romantique” (Decca, 2013) ha devuelto a los primeros lugares de los charts a este pianista francés que abdicó, cuando joven, en sus afanes de convertirse en concertista clásico para pasar a ser el artista-fácil-de-escuchar que más discos ha vendido. Su nueva producción mezcla nuevas versiones de refritos como “Ballade Pour Adeline” y “West side story – Medley” con temas de Khachaturian, Puccini, Schöenberg y Prokofiev, junto con algo del soporífero contemporáneo Einaudi. Y como un concierto suyo es éxito asegurado en cualquier rincón, actualmente Clayderman anda de gira por Tailandia, Filipinas, Finlandia, Kuwait, Malasia y Bélgica (¡chúpense esa agenda, divos del pop!). No es santo de nuestra devoción, pero no por eso irrespetaremos al creador de la banda sonora que nos acompaña en centros comerciales, ascensores y consultorios de dentistas.


Chick Corea
The Vigil
Concord Music Group
4½ 


Recién salido del horno, lo nuevo de Chick Corea se llama “The Vigil” (Concord Music, 2013) y es una especie de mirada mística (en el sentido más amplio de la palabra) no solo de su propia carrera sino, como él mismo explica, “de todo el legado musical que nos ha dejado la historia del jazz”. Para quienes no lo conocen, Chick Corea lleva casi 50 años dándole al piano y a los sintetizadores; ha ganado nada menos que 20 premios Grammy y abarrota auditorios donde quiera que se presente (incluyendo nuestra poco melómana capital). Pues “The Vigil” es un recorrido reflexivo que, tema tras tema, rescata el estilo de las etapas más emblemáticas de su propia trayectoria: están el jazzrock y el latin jazz (“Portals to Forever”), los aires españoles (“Planet Chia”), la influencia brasileña (“Galaxy 32 Star 4”); pero también se hacen presentes el blues, el jazz tradicional y hasta lo sinfónico, géneros con los que también ha experimentado. Todo esto en el marco de nuevas concepciones rítmicas y armónicas cuya premisa con los jóvenes músicos que lo acompañan parece ser “cojan su instrumento e improvisen como si fuese su última grabación”. Y esto, sumado a la atmósfera intergaláctica que aportan la mezcla de sonido y las imágenes que acompañan al disco, nos dejan una sensación como de trascendencia que se traducirá, apostemos, en nuevos premios Grammy.


Por Daniel Ágreda Sánchez
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Reseñas: Jack Johnson, Janelle Monáe, Pearl Jam, Amos Lee

Jack Johnson
From here to now to you
Brushfire Records
3

Desde hace un tiempo, los seguidores de Jack Johnson empezamos a señalar la reiteración cansina de elementos musicales en sus canciones. Del nuevo material, el video de “I got you” es más que explícito en ese sentido: en él vemos a Jack con la misma actitud y la misma ropa de siempre pero de distintos colores y en diferentes espacios/situaciones. Y como tal, parece que desde hace 15 años venimos escuchando la misma canción; con otra letra y en diferentes discos... pero siempre la misma canción. Aunque repetirse y copiarse, de por sí, no tiene nada de malo: salvando las distancias, desde Antonio Vivaldi hasta Bob Dylan, pasando por Violeta Parra y Gilberto Santa Rosa, han hecho de la repetición su marca registrada... pero hay grandes diferencias: Vivaldi estaba inventando una estructura, Dylan es un trovador y la música no es su principal vehículo, Parra reivindicaba las raíces folclóricas chilenas y Santa Rosa se circunscribe deliberadamente a géneros muy distintos entre sí. ¿Y Jack? Él está en el medio de la nada: quiere reinventar su propia canción-social-gringa-indie, y fundamentar o suscribirse a la canción de autor. El asunto es que aún no le liga. “From here to now to you” (Brushfire Records, 2013) está bueno para ‘johnsonliebers’: canciones bonitas, amables, ecológicas y buena vibra pero demasiado ingenuas y políticamente correctas; esto último, además de la repetición musical, es lo que las abarata, emparentando peligrosamente a Jack Johnson con Paulo Coelho.


Janelle Monáe
The Electric Lady
Wondaland Arts Society
4½ 

Discazo. Si les va el pop, vayan a comprarlo antes de leer la reseña, porque no hay mucho más que pueda decirse sobre este álbum, salvo describirlo. Todo empieza con un evidente guiño a la música afroamericana de la década de 1960 para luego darle al funky con “Givin em What The Love” (a dúo con Prince, y empiecen a tomar nota de los invitados). Luego la cosa se pone absolutamente contemporánea de la mano de Erykah Badu con “Q.U.E.E.N.” y medio setentera junto con Solange (otro artistón) para interpretar “Electric Lady”. Le sigue una balada A1, “PrimeTime”, y algo de disco llamado “We Were Rock n’ Roll”. Monáe trabaja sus discos agrupando a los temas en ‘suites’, en el estricto sentido académico, lo que le sirve para agrupar temáticamente las canciones. La segunda ‘suite’ del disco guarda una estructura similar a la primera: obertura electrónica (a lo Les Baxter) y temas que van del funky al soul pasando por el R&B. Cierra esta segunda parte (y el disco) un dueto con Esperanza Spalding, “Dorothy Dandridge Eyes”. La producción es de Deep Cotton y Roman GianArthur, junto con varios otros productores. Si bien los anteriores discos de la Monáe fueron buenos, este “The Electric Lady” (Wondaland Arts Society, 2013) se lleva, de lejos, varias palmas adicionales. Escúchenlo, báilenlo y medítenlo.


Pearl Jam
Lightning Bolt
Monkeywrench Records
4


“Getaway” y “Mind Your Manners” son los temas que abren la nueva producción de Pearl Jam y no se necesita escuchar más para saber que el combo rocanrolero de Seattle no ha perdido el toque artístico y que tampoco se le ha agotado la fórmula… aún. “Lightning Bolt” (Monkeywrench Records, 2013) es un álbum correcto y que sigue la senda de las producciones previas de Pearl Jam en cuanto a sonido, temática lírica y recursos musicales. Los temas antes mencionados y “Sirens” fueron los sencillos con que la banda promocionó este nuevo trabajo, dejando en claro que no habría sorpresas en su nuevo repertorio. Y aunque podríamos decir que se les ha ablandado un poquito la rebeldía y que, llegado un punto, las canciones se parecen sospechosamente entre sí, esta apreciación no iría en desmedro de la calidad del disco, especialmente porque el rock nunca ha sido un concurso por ver quién descubre nuevamente la rueda. Sin embargo, en el contexto de la novedad, tal vez sea la canción que da nombre al disco aquella que representa su punto más bajo de creatividad y performance; por otro lado, “Sleeping By Myself” podría ser la mejor canción (y de paso la más bonita). Por lo demás, “Lightning Bolt” es un buen disco que dejará contentos y tranquilos a los seguidores de la banda.


Amos Lee
Mountains of Sorrow, Rivers of Song
Blue Note Records
4½ 


No hubo resaca luego de llegar inesperadamente al número 1 en el Billboard 200 con “Mission Bell” (2011), aplastando a varios de los favoritos de aquel entonces. El público gringo se puso serio de un momento a otro y, en medio de la crisis económica y los disparos en las escuelas, optó por las canciones con conciencia social. Amos Lee demuestra con “Mountains of Sorrow, Rivers of Song” (Blue Note Records, 2013) que no se le subió el éxito a la cabeza y que, en todo caso, su único intento por sacar partido comercial del éxito (el EP “As The Crow Flies”, de 2012, que contenía temas de las sesiones del “Mission Bell” que no fueron incluidos en el álbum) ya quedó en el pasado y que seguirá haciendo música tal y como la siente. Con la producción de Jay Joyce (quien ha trabajado para The Wallflowers y Emmylou Harris, entre otros), Amos sigue en lo suyo, ajustando lo suficiente como para no sonar redundante sin traicionar su propia esencia musical. “The Man Who Wants You” fue el sencillo promocional, como para engañar a la gente y hacerse el interesado en incursionar en las pistas de baile, pero el resto del disco se mantiene en la senda de la reflexión. Un muy buen álbum; para beneplácito de Amos y de sus seguidores.



Por Daniel Ágreda Sánchez
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