Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
César
Vallejo, “Los heraldos negros” (1918)
Sitkovetsky Trio
Dvořák,
Smetana & Suk: Piano Trios
BIS, 2014
La muerte
siempre es una posibilidad y es la única certeza. La respetamos, le tememos (o
tal vez ya no, según como nos haya ido en la vida) y siempre la queremos lejos
de casa. Y algunos de nosotros solo la toleramos cuando se trata de obras de
arte que la abordan como eje temático.
En su álbum
debut para el sello discográfico BIS, la
apuesta del Sitkovetsky Trio (formado
en Gran Bretaña en 2007) tiene, precisamente, como tema transversal la muerte,
o más bien la situación del ser humano frente a ella. Las tres obras que integran el
álbum “Dvořák, Smetana & Suk: Piano Trios” giran en torno a la muerte de seres
queridos por compositores cuya producción se caracteriza por la facilidad
con que transmiten sus sentimientos mediante sus trabajos.
Alexander Sitkovetsky (violín),
Leonard Elschenbroich (cello)
y Wu Qian (piano) arremeten con un
disco consagrado a dos monstruos de la música, Antonín Dvořák
y Bedřich Smetana,
y cierran la travesía con una adaptación para trío de Josef Suk (el
abuelo), nada menos que la “Elegía (bajo la influencia del poema épico ‘Vyšehradu’
de Zeyer) para violín, cello, cuarteto de cuerdas, armonio y arpa, Op.23”
(1902). El pomposo nombre da cuenta, más o menos, de la carga emotiva de la
pieza. De Dvořák nos ofrecen el Trío para piano No. 3 en Fa menor y de Smetana, el trío para piano en Sol menor.
Los Sitkovetsky
(apellido que aparece una y otra vez cuando se trata de violinistas) se
formaron en 2007, en el Yehudi Menuhin School. Desde entonces han ganado importantes premios casi cada año,
mientras sus integrantes mantienen vivas sendas carreras solistas, todas muy
celebradas pese a (o a propósito de) su juventud.
De la muerte a la vida
Usualmente
con las grabaciones de música clásica sucede una de dos cosas. O bien la interpretación
carece de personalidad y nos deja escuchar las composiciones apenas por la
superficie (digamos, con más o menos el mismo efecto que una versión en midi) o
bien los intérpretes le ponen su sello personal para convertir la obra y
convertirse ellos mismos en un vehículo expresivo. Personalmente, prefiero y
por mucho a los de la segunda estirpe.
Sitkovetsky
Trio, precisamente, le impone un sello muy particular a las obras que
interpreta en este álbum. No las lleva por el lado sombrío porque, entre otras
cosas, las composiciones en sí mismas no son perpetuamente oscuras y algunos de
sus pasajes demandan cierta pericia en la ejecución que difícilmente podríamos
relacionar con sentimientos apesadumbrados. A cambio, le ponen punche en aquello
donde tiene que ir, sin miedo a lindar con lo festivo cuando la música se
desborda en belleza y velocidad. El resultado es, más bien, épico pero en el
sentido shakesperiano: el hombre contra su destino, en una lucha perpetua que
evidentemente perderá en algún momento pero no sin dar batalla. Esto es lo que
queda claro, por ejemplo, en la interpretación de la obra de Dvořák, escrita en
algún momento entre el padecimiento de terribles enfermedades y las casi
inmediatas muertes de su madre y de su gran amigo Smetana.
Con
Smetana, más bien, el trío baja las revoluciones y el piano, que tiene la voz
cantante, parece bajar al llano y dialogar con el cello y el violín. La exposición
de los temas queda tan clara que casi podría decirse que se trata de una obra narrativa.
Se supone que atendemos a la exposición de la impotencia y la resignación de un
padre al perder a una de sus pequeñas hijas; es así como escuchamos en el piano
el sonido de la personalidad (prístina y bella) de la niña, la tristeza de los padres
en el violín y la presencia de la muerte amenazante en las melodías del cello. Sin
ser música descriptiva, todo encaja tan bien que, conociendo la historia en
torno a este trío para piano, es imposible que no se nos escape por ahí alguna
lágrima al escucharlo, especialmente en las notas fúnebres que forman parte del
final del segundo movimiento.
Lo de Suk
viene por una onda menos dramática; la elegía se la compuso al fallecimiento de
un amigo, el escritor JuliusZeyer, con quien trabajó en reiteradas oportunidades musicalizando sus
obras teatrales. Cuenta la historia que la pieza excedió la calidad de lo que se supone
tendría que ser un tema para acompañar un funeral, a tal punto que es casi un
obligado en los funerales célebres por tierras checas y aledañas en su versión
para trío con piano. Y con ella, Sitkovetsky Trio opta por el lirismo
interpretativo, como queriendo acompañar en voz baja las oraciones y
reflexiones de los deudos. Esto, evidentemente, contrasta con las interpretaciones
de las piezas previas, convirtiéndose en un excelente cierre del disco.
El álbum,
del que huelga decir que es muy bueno, fue grabado en Inglaterra (Potton Hall Suffok), en abril de 2013 al
cuidado de Marion Schwebel, de Take 5 Music Production, y la producción
ejecutiva de Robert Suff. La edición de los textos del libreto adjunto (Jean-Pascal Vachon, Andrew Barnett, Horst A. Scholz), así como el diseño y las fotografías (Benjamin Ealovega) mantiene la calidad acostumbrada por BIS.
Para variar, en la página de AllMusic puede escucharse algunos fragmentos del disco. Si quieren agregar este excelente álbum a su discografía personal, pueden recurrir al distribuidor exclusivo de BIS en Perú: Palco (los encuentran en Facebook y Twitter). Y si le van más a las copias virtuales, este es el link para iTunes.
Para variar, en la página de AllMusic puede escucharse algunos fragmentos del disco. Si quieren agregar este excelente álbum a su discografía personal, pueden recurrir al distribuidor exclusivo de BIS en Perú: Palco (los encuentran en Facebook y Twitter). Y si le van más a las copias virtuales, este es el link para iTunes.
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