martes, 10 de enero de 2012

Las Bodas de Zafiro de Amanda Portales


Recorrer el país en ómnibus, cantando casi sin dormir, y regresar a casa por la madrugada, no para descansar luego de una intensa gira sino para preparar el desayuno para su familia. Todo eso forma parte de la profesión de Amanda Portales: “La Novia del Perú”, artista, madre y mujer con ideas claras sobre el arte y la vida.


Amanda Portales pertenece al grupo de artistas con carreras sólidas y duraderas, quienes conseguían triunfar con esfuerzo, talento, más esfuerzo y más talento. “El éxito de los nuevos artistas no cala profundamente como en otras épocas”, nos dice. “Ahora tener éxito con una canción implica resignarse a que ese éxito sea efímero; por algún motivo vivimos una época en que todo es transitorio”.

Ella señala que “el público joven busca bailar y pasarla bien, y los artistas no podemos hacer conciertos propiamente dichos sino que debemos juntamos para presentarnos en festivales, que yo denomino ‘megaeventos’, y que funcionan bajo una lógica sumamente empresarial y comercial, recurriendo a canjes y pagos para que los medios de comunicación difundan nuestras actividades. Años atrás era exactamente al revés; los periodistas buscaban a los artistas e incluso los medios nos pagaban para presentarnos en sus programas… pero supongo que es parte de la evolución del ambiente artístico en general”.


Los ochenta, el Pío Pío y el Billboard

A finales de la década de 1980, su versión del huaylash “Pío Pío” (compuesto por Farino Erazo y Raúl Morales), llegó a ocupar nada menos que el puesto Nº 8 del Billboard Latino, logrando abrir muchas más puertas para la intérprete, en el ámbito internacional… y también en nuestro país, llevándola a conquistar Lima por efecto rebote. “No íbamos a grabar ese tema”, recuerda Amanda, “pero mi mamá insistió en que lo haga y enhorabuena le hicimos caso, porque fue la canción que rompió todas las barreras sociales de la época”. Y no solo fue bailado y cantado por todo el mundo (literalmente hablando) sino que, hasta la actualidad, sigue estando vigente, incluso para las nuevas generaciones.

Puede sonar extraño para los jóvenes de hoy que un tema folclórico peruano tuviera que ser primero un éxito rotundo en Estados Unidos para poder ingresar a la encopetada Lima, pero estamos hablando una época en que no todos los limeños tenían el orgullo de ser peruanos y felices.

Hoy en día vivimos un romance muy intenso con lo peruano: las letras, la comida, la música, el cine. Pero no siempre fue así y Amanda Portales lo recuerda muy bien: “años atrás no se vivía la efervescencia cultural que hay ahora, y abrirse camino hacia la capital era bastante difícil”. Y, sin embargo, el acercamiento actual que hay hacia la música andina, según ella, debería ser otro porque en medio de la pasión corremos el riesgo de perder nuestras identidades. “Yo creo que falta descubrir la música andina como corresponde”, agrega.

Vivimos una época en que la fusión parece ser el nuevo verde cultural. Ella misma ha hecho fusión de música andina con afroperuana o cumbia, “pero siempre respetando la esencia de cada fuente: una fusión no puede ser una confusión”.

Folclor, identidades y políticas

Ella opina que una fusión no debería ser un género en sí mismo y nos explica porqué: “el folclor peruano es muy variado, cada zona tiene su propia música. Incluso por zonas; en el norte vemos que lo que se hace en Huancayo es distinto de lo que se hace en Áncash… y en el sur vemos las grandes diferencias que hay entre Puno, Cusco o Ayacucho. Y no hablamos solo de trajes típicos o de música; hablamos de formas de ver el mundo, donde cada comunidad ama y defiende lo suyo. Fusionar sin ton ni son, sin reconocer qué viene de dónde, podría terminar atropellando identidades.”

Sus 45 años de vida artística le dan la autoridad necesaria para hablar de identidad y también de políticas culturales. Ella y sus compañeros de profesión continúan esperando que el gobierno los apoye, que abra los medios de comunicación, que no los menosprecie, “que el Ministerio de Cultura o la Municipalidad de Lima retomen la calificación de los artistas, que tengamos una legislación apropiada, que creen escuelas para prepararnos y ser profesionales del arte como sucede en otros países”.

Amanda sabe perfectamente de lo que habla, porque hace unos años fue regidora en el distrito de La Victoria, experiencia gracias a la cual pudo ver desde dentro cómo funcionaba la política… o más bien los políticos: “nunca entendí cómo podían ponerse tantas barreras entre ellos y luego seguir siendo tan amigos unos de otros, especialmente cuando no se veía ningún avance en la gestión”. “Tengo ambas visiones: la del artista y la del gestor de políticas. Me queda claro que la preocupación del Ministerio de Cultura debe ser reunirse con nosotros los artistas e incorporarnos en la gestión, tomando en cuenta nuestras opiniones, sugerencias y aportes. Tenemos problemas que solucionar en varios niveles: desde conseguir permisos para nuestras actividades hasta la calidad de los lugares donde nos presentamos. También necesitamos que se nos respalde en la promoción: en otros países eso es una política de Estado; sin embargo, en el Perú cada quien tiene que trabajar duro para promocionarse y eso, obviamente, no te da espacio para ayudar a los demás… o más bien permite que existan componendas por debajo de la mesa”.

Fin de fiesta

Pero volvamos a las celebraciones y a los buenos momentos, que no todo ha sido remar contra la corriente y ganar batallas que parecían perdidas. Amanda guarda gratísimos recuerdos de estos 45 años de carrera. “Mi madre (Irene del Centro) es cantante y compositora, y me llevaba de la mano al Coliseo Nacional desde que yo tenía tres o cuatro años; así conocí a Pastorcita Huaracina, el Jilguero del Huascarán, el Gorrión Andino, Picaflor de los Andes, Flor Pucarina, Juan Bolívar Crespo, Bertha Barbarán, Los Errantes, Los Campesinos, El Chuto Huanta… grandes artistas con quienes llegué a compartir escenarios, de quienes recibí consejos y aprendí a respetar a los demás artistas y al público mismo”.

El gran fin de fiesta de sus Bodas de Zafiro se realizará este sábado 10 de diciembre en el Teatro de la Universidad de Ingeniería, a partir de las 7:30 de la noche. Ella promete interpretar todos sus grandes éxitos: “El Pío Pío”, “Vaso de cristal”, “Mi diccionario”, “Dile”, “Mi gatito miau miau” y “Los mineros”. “Son parte obligada de mi repertorio y tengo mucho cariño por esos temas”, dice, pero también presentará un nuevo álbum doble. Y la acompañarán en escena Yawar, Irene del Centro, Eusebio Grados y María Jesús Rodríguez, entre otros reconocidos colegas. Quedan todos invitados a la fiesta”.

Por Daniel Ágreda Sánchez
Publicado en el N°3 de la Revista Siete.

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