sábado, 23 de marzo de 2013

La pasión, según Mika

Que la música, al igual que la materia, puede convertirse en energía, es la lección que uno aprende luego de escuchar la música de esta novísima estrella del pop, y en especial su más reciente álbum, “The Origin of Love” (2012).


Life in Cartoon Motion” (Casablanca, 2007) es un disco que apareció casi de la nada. Portaba un primer single irresistible, “Grace Kelly”, cargado de referencias ambiguas (escenas de Film Noïr, referencias líricas y musicales a Freddy Mercury, la mención a los colores del arco iris y a la tímida sonrisa de Grace Kelly) con una combinación de armonías ‘prestadas’ de diversas arias de “El Barbero de Sevilla” (ópera de G. Rossini).

Este sería el primero de una seguidilla de temas enérgicos como “Lollipop” (acerca de la virginidad de las niñas), “Love Today” y “Relax”, acompañados de temas bastante más reflexivos como “Big Girl, You Are Beautiful (sobre la discriminación hacia las chicas entraditas en carnes)”, “Happy Ending”, “Billy Brown” (la historia del feliz padre de familia que se enamoró de otro hombre) y “Any Other World” (acerca de la violencia contra las mujeres). Demás está decir que el álbum se mantuvo por mucho tiempo en los primeros lugares de ventas de todo el mundo.

Con el viento completamente a su favor, Mika explotó al máximo su exitoso debut y editó un par de EP en vivo y dos DVD (“Mika: Live In Cartoon Motion”, 2007, y “Mika Live Au Parc Des Princes”, 2008) con presentaciones en las que se mostraba musicalmente al desnudo: en todos los registros en vivo termina por quedarse sin voz hacia la mitad de sus presentaciones (algo que es lógico, considerando la tesitura en la cual debe cantarlas). Pero eso no hizo menguar su estrella y más bien pareció ganar nuevos adeptos.

El origen de la pasión

Nacido en Beirut, en 1983, Michael Holbrook Penniman, Jr. (Mika) viajó durante su niñez y adolescencia por diversos países, entre ellos EEUU y Francia, en los cuales recibió clases de piano y canto lírico. Si bien no vivió una infancia feliz (fue víctima de bullying, según sus propias declaraciones), al parecer las experiencias adversas le ayudaron a forjar un carácter constante, el cual le ha servido para enfrentar tanto los chismes sobre su vida privada como los problemas de su propia voz. Se sabe que, al inicio de su carrera musical, su rango vocal abarcaba casi cinco octavas; actualmente, este parece haberse reducido a solo tres octavas.


Sucedió que “Life in Cartoon Motion” tuvo tal éxito, que Mika pasó de presentarse ante 20 o 30 asistentes en algún bar de medio pelo los fines de semana a enfrentar, de la noche a la mañana, estadios repletos de público en performances diarias. Como el mismo cantautor señaló en una entrevista, en determinado momento se vio obligado a inyectarse desinflamantes directamente en el cuello debido a que amanecía sin voz y debía recuperarla sí o sí para la tarde o noche de ese mismo día.

Con todo, Mika continuó estoico interpretando los demenciales falsetes de sus primeras canciones, tocando el piano y bailando como trompo sobre los escenarios por espacio de tres años.

La canción de los seres dorados

En 2009, Mika presentó el EP “Songs for Sorrow” y el álbum “The Boy Who Knew Too Much” (Casablanca, Polydor). En ambas obras se notaba una evolución: la más evidente era que los falsetes estaban mejor dosificados y repartidos por todas las canciones. En el aspecto musical, las canciones mantenían los toques lúdicos pero, en general, se le sentía bastante más maduro. Además, los referentes artísticos ahora eran más amplios (y hasta internacionales, incluyendo aires latinoamericanos). Allí estaban los éxitos “We are Golden” y “Rain”, junto con “Blue Eyes”, “Toy Boy” y “Blame it on the Girls”.


La respuesta por parte del público y de la crítica fue mixta: el álbum tuvo buena presencia en los charts pero esta no fue la esperada; el síndrome del primer álbum exitoso le había afectado poniendo la valla (comercial) mucho más arriba de lo que Mika pretendía llegar (¡debía competir con la friolera cifra de seis millones de discos vendidos por él mismo!). Sin embargo, teniendo todas las cartas a su favor, incluyendo el apoyo incondicional de su disquera, para lograr la hazaña de superarse en las ventas, el artista optó por un álbum más sereno y maduro, abordando en sus letras temas un poco más complejos (aunque continuaba evitando hacerlo directamente).

De todas formas, Mika ya se encontraba en la cresta de la ola y eso era irreversible, pues continuaba siendo invitado a participar en cuanta banda sonora podía aceptar, como las de la serie “Ugly Betty” y la película “Kick-Ass” (2010).

Dentro y fuera del clóset

The Origin of Love” (Universal Republic, 2012) trae nuevamente a Greg Wells como productor (ha trabajado con Elton John, Rufus Wainwright, Katy Perry, Count Basie Orchestra) y una propuesta sonora mucho más contemporánea. Mientras los dos primeros álbumes sonaban al pop de las décadas de 1980 y 1990 (respectivamente), este tercer producto se acerca un poco más a la obra de sus contemporáneos; de hecho, se nota cierta estandarización que, sin embargo, no ha mermado la calidad musical, pues esta sigue siendo poderosa, y las letras ahora son bastante más directas (entre otros hitos importantes de su vida personal, este mismo año Mika hizo pública su hasta entonces negada homosexualidad, convirtiéndose de paso en un ícono LGBTI).

Tal vez esto haya impactado en el sonido del disco, más simple y limpio que los anteriores, más pop y a medio camino entre lo acústico y lo electrónico, sin capas superpuestas ni distorsiones computarizadas. Con todo, la energía sigue ahí, solo que condensada; en otras palabras, aún podemos armar una fiesta con este disco, pero ahora tendremos espacio para conversar tomando algunos tragos.

El álbum es tan reciente que Mika sigue lanzando singles y videos; a principios de noviembre editó “Underwater”, el sucesor de “Elle me dit” y “Celebrate”. Y aunque resulta muy temprano para hablar del impacto probable, durante las primeras semanas el disco se vendió bastante bien y la crítica lo acogió mejor que a su predecesor.


De todas maneras, el derrotero de Mika parece llevarlo cada vez más cerca del lado experimental. Personalmente, estoy seguro de que este (o tal vez el siguiente) será su último disco netamente pop y que se avecinan obras instrumentales, óperas tal vez, orquestaciones y piezas para video arte. En todo caso, esperemos que el favor del público lo acompañe como hasta ahora.


Por Daniel Ágreda Sánchez
(Publicado en la Edición 39 de la Revista Phantom)

No hay comentarios:

Publicar un comentario