sábado, 23 de marzo de 2013

Peter Gabriel, desacelerado


Uno de los más grandes íconos del pop, el rock y la fusión musical regresa al ruedo con “Live Blood” (Real World/Virgin, 2012) y con la edición especial por el 25 aniversario de la publicación de “So” (Geffen, 1986).



Doce de febrero de 2010. Tras ocho años de silencio creativo (y un día antes de su cumpleaños número 60), Peter Gabriel consigue darle una nueva vuelta de timón a su carrera musical. “Scratch my Back” (Real World/Virgin) marcó el regreso del cantautor inglés a lo progresivo y lo sinfónico, a la musicalidad extrema que no ofrece concesiones para el oyente.

La propuesta era sencilla: se trataba de la revisión orquestada (con cuerdas y piano, a lo mucho) de temas escritos e interpretados por monstruos del pop como Paul Simon (“The Boy in the Bubble”), David Bowie (“Heroes”), Stephin Merritt (“The Book of Love”) y Lou Reed (“The Power of the Heart”), entre muchos otros. Era un disco dramático, depresivo y denso que podría haber marcado el divorcio definitivo de Gabriel con el gran mercado musical… y, sin embargo, terminó por devolverlo al escaparate pop, con récord de ventas y éxito de crítica incluidos.

Pues bien, siempre en la misma senda y gracias a esta nueva inyección de popularidad, Peter Gabriel lanzó en 2011 “New Blood”, una revisión también en clave sinfónica pero, esta vez, de sus propios éxitos: desde el primigenio “Solsbury Hill” (1977) hasta “Darkness” (2002), pasando por las celebradísimas “Red Rain”, “In your Eyes”, “ “Mercy Street” y “Digging in the Dirt”. Nuevamente, y contra todos los pronósticos, el público reaccionó con tal entusiasmo que Gabriel pudo retomar su antigua estratagema de márquetin, con álbumes y videos en vivo de sus discos más recientes.


Sangre nueva y en vivo

Es así como llega “Live Blood”, un CD+DVD que registra sus presentaciones más recientes con orquesta sinfónica y, eventualmente, instrumentos de percusión que le dan color a la nueva sonoridad; siempre con el consabido despliegue visual, característico de Peter Gabriel, el mismo que nos presentara en Lima hace algunos años.

“Live Blood” incluye los temas de sus dos últimos álbumes, además de algunos agregados (como “Biko”, otro éxito de 1980) y la posibilidad de observar la propuesta escénica, cerrando el círculo propuesto permanentemente por el músico, desde sus inicios con Genesis… recordemos que las presentaciones del famoso combo progresivo estuvieron marcadas por los disfraces y el desenvolvimiento teatral de su primer vocalista, cuya exacerbación determinó su separación del grupo debido a que el resto de los integrantes pensaba que el público se enfocaba demasiado en lo visual y muy poco en lo musical.


De Genesis a la revelación

Peter Gabriel duró en Genesis hasta 1974, año en que el grupo editó “The Lamb Lies Down on Broadway” (Charisma Records), un álbum doble cuyas música y letras aún siguen siendo motivo de análisis semiológico y hasta político. Los videos de la época dan fe de las ambiciones escenográficas de Gabriel, quien incluso por momentos parecía sentirse incómodo con los trajes que llevaba: desde la flor de pétalos gigantescos hasta el monstruo de apéndices redondos y extraños. Gabriel murió en su ley, llevándose su teatralidad a otra parte.

Pero la deserción fue en buenos términos. Incluso para sus primeros cuatro discos solistas, varios integrantes de Genesis participaron como músicos invitados, aunque ahora sí a merced de sus caprichos artísticos.


La carrera de Peter Gabriel solista es un caso aparte. Siendo honestos, él no cuenta con los recursos musicales ni el talento del resto de sus compañeros de Genesis, y tampoco es poseedor de una gran voz ni técnica vocal. Pero es ahí donde la genialidad empieza a jugar a su favor: concibe ideas musicales muy complejas que, en manos de músicos con formación académica (desde Hackett y Banks hasta Daniel Lanois) se transforman en propuestas casi perfectas; eso, sumado a su interés casi antropológico por la música africana y del Medio Oriente (“Passion”, la banda sonora de “The Last temptation of Christ”, de 1989, es el paroxismo de la fusión entre el pop y lo étnico), terminan por convertir su discografía en una obra (casi) maestra.

Además Gabriel, consciente de sus propias limitaciones vocales,  siempre se las ha arreglado para lograr que prime el criterio interpretativo por encima del técnico, aprovechando además su capacidad para alcanzar los agudos sin mucho esfuerzo.


Big Time!

Fue “So” (Geffen, 1986) el disco que lo catapultó a la fama y a la fortuna por igual. Para muchos, se trata del mejor disco de su carrera y de uno de los mejores del pop rock de todos los tiempos. Todos los temas se hicieron singles exitosos, en parte por sus innovadores videos (“Sledgehammer” ganó el Brit Award 1987 en esta categoría). La presencia de artistas como Laurie Anderson, Kate Bush, David Rhodes, Manu Katché, Stewart Copeland, L. Shankar, Youssou N’Dour, Djalma Correa, Mark Rivera, Daniel Lanois y Nile Rodgers no podía significar otra cosa que un éxito rotundo de taquillla (número 1 en los charts de todos los países, sin excepción) y de crítica, como se ha mencionado al inicio de este párrafo.

Lo cierto es que este disco es una maravilla en cuanto a fusión de ritmos africanos con pop inglés, sonoridades exóticas bien integradas a la arquitectura musical de toda la obra, que a su vez contaba con una muy inteligente propuesta lírica: el ciclo de vida de un hombre, narrado desde su nacimiento hasta su muerte y aún más allá, pasando por la niñez, la adolescencia, el amor, el desamor y el éxito económico.


En octubre de 2012, Peter Gabriel editó una serie de versiones conmemorativas por el 25 aniversario de este álbum, las mismas que van desde el tradicional álbum doble con canciones inéditas y versiones no publicadas de sus temas más conocidos, hasta la exagerada caja que incluye un vinilo de 33 RPM y otro de 45 RPM, cinco CD, dos DVD, un libro con cientos de páginas sobre la experiencia de creación y grabación, además de descargas gratuitas desde la página web oficial.

Con estos, sus discos orquestados, y las reediciones de su álbum más exitoso, es lógico suponer que tendremos a este abuelo del rock por muchos años más sobre el escenario. Para suerte de la humanidad.


Por Daniel Ágreda Sánchez
(Publicado en la Edición 39 de la Revista Phantom)

No hay comentarios:

Publicar un comentario