viernes, 31 de agosto de 2012

Con los ojos bien abiertos

Alejandro y María Laura son un dúo peruano que recoge todas las influencias musicales posibles, desde el pop hasta el jazz, pasando por el rock progresivo y algo de balada. Con un álbum bajo la manga, lleno de arreglos eclécticos y letras personales, además de muchas presentaciones en vivo y un par de videoclips rotando por internet, ambos se van abriendo camino, poco a poco, en el difícil medio artístico local.


Paracaídas” (Play Music, 2011), primer disco de Alejandro y María Laura, empieza con una especie de declaración de principios, una canción llamada “Abre los ojos”. Para quienes en la vida han optado por ir detrás de sus propios sueños en vez de seguir los deseos familiares y las normas sociales, la letra les sonará familiar: “Abre los ojos, llegó la realidad / ya comienzas a caer y no hay paracaídas / cuando choques contra el suelo / todos dirán: ¡te lo dije, los que sueñan demasiado terminan así!”.

Si  bien el camino que ambos recorrieron para llegar a donde están no fue tan terrible, sí les ha quedado claro que el éxito es proporcional al esfuerzo que invierten en el trabajo.

“Cuando hacíamos teatro teníamos muchas dudas”, dice María Laura. “No sabíamos si seguir, si al final tanto esfuerzo terminaría en nada; ni te cuento sobre las presiones de la familia y los amigos. Así es que ese primer tema fue escrito como si fuese hablado por nuestras abuelas”. Alejandro complementa la idea: “hemos tenido que aterrizar un poco; tuvimos que empezar a trabajar en cosas que nos permitan tener tiempo y estabilidad para seguir haciendo música. Tenemos tocadas casi todas las semanas, pero es difícil sentarse a componer nuevamente”.

Despegando

María Laura Bustamante y Alejandro Rivas se conocieron hace cuatro años, y casi desde entonces iniciaron una relación sentimental y musical. Sobre esto último, arrancaron profesionalmente en 2009, haciendo ‘covers’ de grupos como Beach Boys y Café Tacvba, algo de música peruana y canciones de cine. A finales de ese año viajaron a EEUU para trabajar en un ‘resort’, como empleados, aunque de vez en cuando también se animaban a tocar. Así probaron en bares, restaurantes, buses y cuanto local les abriera las puertas. Ya de vuelta a Lima (marzo de 2010) decidieron “abrir los ojos” y retomar sus carreras universitarias ante la aparente imposibilidad de salir adelante solo con la música. Pero igual, siguieron las presentaciones en diversos locales como el Jazz Zone, La Noche o el Teatro Mocha Graña, y poco a poco empezaron a aparecer los temas propios.

A finales de 2010, realizan un montaje teatral y musical llamado “En pausa”, de donde surgieron algunos de los temas que posteriormente serían publicados en su primer disco. En febrero de 2011, entraron en contacto con Mabela Martínez quien a su vez los contactó con Matías Cella, productor musical argentino que  ha trabajado con Jorge Drexler y Kevin Johansen, entre otros. Al poco tiempo, todos estaban juntos en Buenos Aires, en el estudio de grabación, dándole forma al “Paracaídas”.


Ambos, llegaron al estudio sin una intencionalidad sonora. Lo único que querían, señalan, era “sonar honestos”. “Nosotros teníamos los temas arreglados para nuestro formato: voz, piano, guitarra, y sobre esa base se sumaron otros instrumentos, generalmente retomando melodías que nosotros habíamos escrito previamente”, cuenta María Laura. “Nosotros no queríamos que nuestro disco suene de una forma en particular. No teníamos nada en mente. Solo queríamos sonar honestos y no ser aburridos, que cada tema sea diferente del otro”.

Mundo musical

Cantante y guitarrista, Alejandro Rivas empezó desde muy pequeño en el mundo de la música, tomando clases de cello desde los cinco años, proceso que decidió abandonar a los 12. “Lo dejé porque nunca aprendí a leer música, y eso me frustraba”. De ahí, influenciado tal vez por los compañeros del colegio, quienes se entretenían tocando canciones de las bandas de moda, empezó a tocar la guitarra; tenía 15 años, y entonces descubrió que resultaba más divertido (y provechoso) tocar temas propios que ajenos. “Armamos, con algunos amigos, una banda de rock progresivo llamada Winkerbeats, donde yo tocaba guitarra rítmica, además cantaba y componía”.


Hace cuatro años conoció a María Laura, quien pasaría a ser su enamorada y su contraparte musical. “Le mostré algunas canciones mías, me mostró algunas canciones suyas, nos gustaron y decidimos echar para adelante”.

María Laura Bustamante, de otro lado, provino de un entorno marcado por la música. Su papá, sin ser profesional, andaba siempre con la guitarra de arriba para abajo, interpretando sus propias canciones. “Sin querer, solo de verlo y oírlo, aprendí a afinar la guitarra y a tocar los acordes básicos. Luego estuve un tiempo en el conservatorio, pero la exigencia era abrumadora así que lo dejé”.

Ella pasó parte de su infancia en Arequipa, donde estuvo un poco alejada de la ejecución y creación musical. Pero pudo más el arte, y terminó tomando clases de guitarra con un profesor que le enseñaba música a partir de las canciones que a ella le gustaban.

Ya en la universidad, integró el coro Jazz House. “Con ellos aprendí a cantar en armonías, conocí las síncopas y el ‘scat’ (un tipo de improvisación vocal)… hasta ese momento, no sabía que las voces tenían tantas posibilidades dentro de la música”. Luego, pasó a formar parte del grupo vocal Ezquilache, un trío vocal de armonía cerrada con el que interpretó estándares de jazz.


Con este último grupo llegó a grabar un disco, pero a la larga terminaron separándose. “Me molestaba un poco el nivel de profesionalización que adquirimos; de pronto dejamos de ser espontáneos y de disfrutar lo que hacíamos para ocuparnos de cosas menos vinculadas con el arte musical”.

Aterrizando

Alejandro y María Laura entraron al 2012 con una agenda bastante ocupada y acompañados por una nueva banda, llamada Los Sexy Zombies. Con ellos, reinterpretan los temas de su disco en nuevas versiones que, según dicen, pueden variar según una serie de condicionantes; entre ellas, la respuesta del público.

Parte de esa conexión está dada por la honestidad de la cual hablamos al inicio. Empezando por el nombre del grupo: “nos pusimos Alejandro y María Laura porque somos Alejandro y María Laura; cualquier otro nombre nos hubiese sonado artificioso. Desde el primer momento hemos buscado ser como somos, sin máscaras; eso se nota en la música que hacemos”.


En su repertorio figuran baladas jazzeadas como “Quiero estar sola” y “Dentro de ti”, temas nostálgicos como “La abuela de Alejandro” y “Estos días”, otros más juguetones en letra, música y arreglos, como “Abre los ojos” o “Sensual intergaláctica”, y otros abiertamente derivados de la trova como “A un centímetro”. Todas estas canciones pueden ser escuchadas en sus diferentes versiones en la web del grupo y vía Youtube.

Con todo, la aventura musical del dúo parece ir viento en popa. El videoclip de “Estos días” (con la participación de los mimos Juan y Carmen Piqueras) tiene un alto índice de visitas en Youtube. Y “Paracaídas” figura entre los discos más vendido de 2011, manteniendo la tendencia en lo que va del año. Al parecer, Alejandro y María Laura encontraron la fórmula para seguir soñando, pero con los ojos bien abiertos.


(Publicado en la Edición 36 de la Revista Phantom Mayo/Junio 2012)

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