viernes, 31 de agosto de 2012

La canción desnuda de Leonard Cohen

¿Qué es una canción? Pregunta simple pero difícil de responder, especialmente para los tiempos que corren. Sumergidos en la tiranía del videoclip y de los arreglos ensordecedores, no nos percatamos de que cada vez hay más bulla y menos canciones. Felizmente, todavía nos queda Leonard Cohen para poner las cosas en su lugar.

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Ni bailes ni trajes estrafalarios. Ni cantantes impecables que nos deslumbran con su amplio registro, la potencia de su voz y su afinación perfecta. Ni efectos visuales generados por computadoras. Ni ‘samplers’ de viejos temas ni recargados arreglos orquestales. Nada de eso es una canción.

Lo que escuchamos suele tener muchas capas de resguardo y, solo después de retirarlas, podemos encontrar aquello que buscamos: una canción desnuda, cubierta apenas por el velo de una guitarra o de un piano; simplemente, buenas letras y melodías al descubierto. Parece simple, pero en realidad son pocas las veces que una canción sobrevive al reto de dar la cara.

Para eso se necesita talento a la hora de componer. Podemos citar grandes compositores desde Chabuca Granda o Felipe Pinglo hasta Charly García, Silvio Rodríguez o Joan Manuel Serrat. Si miramos hacia el hemisferio norte, encontraremos a Nina Simone, Elton John o Rufus Wainwright; y claro, también a Leonard Cohen.

Suzanne

Leonard Cohen (Montreal, 1934) ha trascendido todas las barreras idiomáticas y artísticas con la misma importancia. Proveniente de una familia judía publicó, mientras estudiaba en las universidades McGill, de Montreal, y Columbia de Nueva York, los poemarios “Let us compare mythologies” (1956), “The spice box of earth” (1961) y “Flowers for Hitler” (1964). Luego vendrían las novelas “The favourite game” (1963) y “Beautiful losers” (1966). En 1968, una antología ganaría en Canadá el Governor General's Award. Y, sin embargo, económicamente no le iba tan bien como podría suponerse.


Es por esta época que Cohen decide escribir la música de sus poemas y empieza a cantar en diversos locales, muy influenciado por el estilo de la canción francesa, acompañando solo con una guitarra acústica su áspera voz. Sus canciones, al igual que sus poemas y novelas, no se ajustaban a los estándares comerciales de aquella ni de ninguna época, así que parecían estar destinadas al fracaso comercial. Sin embargo, cuando el tema “Suzanne” fue grabado por Judy Collins en 1966, se convirtió en un éxito moderado. Un año después, la misma canción aparecería en dos discos de Nina Simone, en 1967 y 1969. Desde entonces, “Suzanne” ha formado parte del repertorio de artistas como Peter Gabriel, Harry Belafonte, Roberta Flack, Bruce Springsteen, Nana Mouskouri, Tori Amos y Tangerine Dream, entre otros.

“Suzanne” es una canción de amor dedicada a una mujer aunque en realidad pareciera estar consagrada a una ciudad (Montreal). En ella, la letra y la melodía cobran tal protagonismo que nadie en su sano juicio se atrevería a orquestarla. Formó parte del disco “Songs of Leonard Cohen” (1967), que tuvo muy buena presencia en los Billboard de EEUU y Reino Unido. Con temas como el antes mencionado, “Sisters of Mercy” y “So long, Marianne” este disco ayudó a establecer el estilo musical de cantautores norteamericanos como Laura Nyro, Tim Buckley, Neil Young, and Joni Mitchell.

Hallelujah


Pasaron los años y Cohen continuó con éxito su carrera discográfica, con “Songs from a Room” (1969), “Songs of Love and Hate” (1971) y “Live Songs” (1973). En “New Skin for the Old Ceremony” (1974), se anima a ponerle algunos instrumentos adicionales a sus canciones, como violines y mandolinas.

En 1978 edita el álbum “Death of a Ladies’ Man”, escrito y producido junto con Phil Spector, además de un poemario con el mismo nombre. Tanto el disco como el libro llaman inmediatamente la atención del público y de la crítica y, a estas alturas, Cohen tenía tal renombre que no sorprendía encontrar entre los colaboradores de sus discos a genios como Bob Dylan haciéndole los coros.

En 1979 aparece “Recent songs”, otro álbum memorable, pero es en 1984 donde casi se sale el mar con el lanzamiento de “Various Positions”, disco que incluye por primera vez sintetizadores y coros masivos, además de una canción perfecta: “Hallelujah”.

¿Y qué podemos decir sobre “Hallelujah” que ya nadie sepa? Ha sido cantada por artistas de la talla de Jeff Buckley, K.D. Lang, Rufus Wainwright y John Cale, entre varios otros, algo que el mismo Leonard Cohen ha considerado como “un absurdo”. En líneas generales, se trata de tema que empieza describiendo cómo se compone una canción de amor; de allí, continúa abarcando aspectos personales y cotidianos para terminar hablando del amor y hasta de dios, mientras la melodía de la canción recorre una y otra vez el ciclo del inicio, clímax y final que tanto fascina a artistas, críticos y público.


Posteriomente, Cohen editó los poemarios “Book of Mercy” (1984), “Stranger Music: Selected Poems and Songs” (1993) y “Book of Longing” (2006), además de los discos “I'm Your Man” (1989), “The Future” (1992), “Ten new songs” (2001) y “Dear Heather” (2004), junto con varios compilatorios y álbumes en concierto.

Viejas ideas y un nuevo disco

Su vida personal no ha estado exenta de problemas y escándalos, pero ninguno que valga la pena recordar dado que Cohen ha sabido dejar su vida privada lejos de la prensa.

Cohen ya tenía asegurado un lugar en el Parnaso de las letras y de la música cuando, en 2010, le fue otorgado el Grammy Lifetime Achievement Award y, en 2011, nada menos que el Premio  Príncipe de Asturias de las Letras. A lo que él respondió estremeciendo los cimientos de la música discográfica con un nuevo álbum, “Old Ideas”. A los 77 años de edad, debutó en el número 3 del Billboard en EEUU, el 2 del Reino Unido y el 1 en España, Noruega y Holanda, llegando a los pocos días a la cima de los ‘charts’, desde Japón hasta Hungría.


Sabemos que la historia no termina aquí, y que cuando Leonard Cohen cumpla 80 años celebrará con un nuevo disco, un nuevo libro y varios premios más. Y que, mientras siga en el ruedo, el resto de artistas tendrán que agachar la cabeza y bajar la voz ante un genio que conquistó el planeta sin otra parafernalia que su talento para escribir canciones.

Crédito: Coveralia

Por Daniel Ágreda Sánchez
(Publicado en la Edición 35 de la Revista Phantom Marzo/Abril de 2012)

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