Fito
Páez
Dreaming Rosario
Sony,
2013
3 ★
Sus últimos discos han sido lamentables desde
todo punto de vista, pero como dice una de sus mejores canciones (de las
antiguas), no todo está perdido cuando él viene a ofrecer su corazón. Este
álbum, a beneficio de los damnificados por una tragedia acaecida en agosto
pasado en Rosario, reconcilia a Fito Páez con su propio norte musical.
“Dreaming Rosario” (Sony, 2013) nos devuelve al rosarino que creíamos sepultado
bajo su propio ego: canciones bien hechas (parece que esta vez sí tenía algo
que decir) y arreglos correctos de la mano de una troupe de músicos de primera:
Claudio Cardone, Guillermo Vadalá, Osvaldo Fattorusso y Diego Olivero). Y
aunque patina con “La vida sin Luis” (¿por qué insiste en rocanrolear si eso nunca
ha sido lo suyo?), temas como “Mirá quien vino” y “Marietta” corresponden a lo
que se esperaría de Fito. Eso sí, dos cosas debemos tener en cuenta: la
primera, que su voz es lamentable, aunque en esta oportunidad le vaya a la
atmósfera bohemia que envuelve al disco. La segunda es que nunca ha sido un
buen pianista y cuando se las da de concertista es insufrible (“Amor es locura”
se echa a perder por eso). En resumen: la música ha mejorado pero la
interpretación sigue siendo mediocre. Y conste que este es el mejor Fito en,
por lo menos, dos décadas.
Paul McCartney
New
Hear Music, 2013
4 ★
Es difícil que un dinosaurio del rock
meta la pata con roche. Primero, porque con más de cinco décadas en el oficio
son muy pocos los trucos que podrían ignorarse para sacar adelante cualquier
proyecto. Y segundo porque, si eres Paul McCartney, puedes cantar lo que se te
venga en gana, total ni la debe ni la teme e igual lo seguirán adorando
millones de personas. “New” (Hear Music, 2013) no nos va a sorprender salvo
porque demuestra que Paul mantiene la voz y la fuerza pese a la tonelada de
años que cuenta. “Save us”, “Alligator”, “Early days”, “New”, “Road” y todas
las demás están dentro de lo que
esperaríamos de un exBeatle en actividad: calidad y diversión moderadas por el
paso del tiempo. Si esto último le hace bien o mal a su carrera queda a la
opinión de sus fanáticos; para quienes no lo somos y tratamos de ser objetivos,
Paul McCartney siempre será el mejor de los cuatro y por mucho, le duela a
quien le duela. En honor al talento que le reconocemos y a que ciertas canas se
respetan (considerando, como se dijo al comienzo, que no ha metido la pata) no
le vamos a objetar debilidades. Sin nostalgias y sin indicios de querer
jubilarse, “New” es una clase maestra de resistencia y musicalidad que merece
ser escuchada como tal.
James Blunt
Moon Landing
Atlantic, 2013
2 ★
Hay que ser valientes para seguir en
carrera haciendo lo mismo que otros hacen mejor… o tal vez solo se necesita
estar bien apadrinado. Veamos: James Blunt no es precisamente un gran
compositor, mucho menos un gran cantante y sospechamos que no es él quien
arregla sus temas, precisamente. En todos sus discos se respira el mismo aroma
a producto prefabricado con barniz artístico y mucho, muchísimo apoyo de alguna
gran disquera, como con Adele, por ejemplo. Y al igual que con los álbumes de
la diva en mención y con los previos de Blunt, con este “Moon Landing” (Atlantic,
2013) no pasa nada; es completamente anodino. Es tan anodino que deberíamos
pasarlo por alto y no reseñarle un carajo, pero es parte de la chamba, qué se
le va a hacer. Lo poco rescatable del disco es plagio descarado: “Satellites”
suena a Jason Mraz, “Bonfire Heart” a Dave Matthews Band featuring Mika, “Miss
America” a Fun., y así. Las baladas son melosas y nada más, y las letras en
general son para tajearse los brazos en el sentido de las venas, pero solo por
vergüenza ajena. No hay nada rescatable en este disco y si quieren corroborar
el veredicto, pueden ir y escucharlo en línea desde la página de Amazon… pero,
honestamente, ese precioso tiempo sería mejor invertido en una visita a
cualquier página porno, por decir algo al azar.
Matt Fishel
Not Thinking
Straight
Young Lust Records, 2013
4 ★
Un disco de pop rock para jóvenes muy
bien compuesto, interpretado y producido, con letras que hablan del amor, el
desamor, la marihuana y la realización como persona. Hasta ahí, “Not Thinking
Straight” (Young Lust Records, 2013) es un buen álbum, mas no uno
particularmente extraordinario. Pero hay un ingrediente adicional que lo hace
más que interesante: Matt Fishel es homosexual y todas sus canciones nacen del
punto de vista de un adolescente homosexual, sin melodramas ni paltas
existenciales (a diferencia de Antony Hagerty, Rufus Wainwright o, poniéndonos
históricos, Boy George). Matt le pone voz a un adulto que recuerda su
adolescencia y que le canta a su primera vez (“The first time”), a sus ex
(“When boys meet boys”, “Armitage Shanks”), a su amigo que consume drogas
(“Seventeen Again”) y a su aburrido vecindario (“Nottingham”), pero también
habla, como no podría ser de otra manera, de cómo le afectaron la homofobia (“Radio-Friendly Pop Song”,
“Football song”), del autorrechazo (“Testament”) y de tener que pasar piola
ocultando su orientación sexual ante los demás (“Behind Closed Doors”). Lo
bueno es que todos estos temas son abordados de una forma tan natural y sobria,
musical y líricamente hablando, que uno termina de escuchar el disco sintiendo
que aún hay esperanzas en este mundo para hacer una sociedad más justa y, en lo
que nos concierne, para crear y escuchar mejor música (y más honesta).
Por Daniel Ágreda Sánchez
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