Esto, más que una lista de lo mejor de 2013,
es una enumeración de aquellas cosas que uno ha podido escuchar a lo largo del
año y que merecen la pena ser mencionadas ahora, que se nos acaba el tiempo… digamos
que fue un buen año en líneas musicales para todos los géneros mas no para la distribución (no así la producción)
del jazz en el mundo. Salvo quienes trabajan con los sellos consagrados, muchas
genialidades están pasando desapercibidas para los curiosos en el género, especialmente ahora que ha sido defenestrado del Grammy. Y uno
trata de oírlo todo, pero a veces esto es imposible…
En internet podremos encontrar listas
más específicas, sobre todo de las indies
y las roqueras
pero, para mi gusto, muchas de estas son demasiado localistas y excluyentes. En
un mundo globalizado, la apuesta musical debería ser incluir a todos los
géneros en igualdad de condiciones, compitiendo codo a codo, entre barras de
valor absoluto, sin complejos académicos… hasta lograrlo, solo tendremos
una audición sesgada de la música. Justamente, la apuesta aquí es continuar la
tendencia de años anteriores en este blog: todos los géneros, todos los
artistas, todos los sellos en el escalafón correspondiente a los mejores
discos de 2013.
Del
50 al 41
Algunos de los que figuran en los últimos
puestos en esta lista han ocupado los primeros lugares en las listas de otros. 50.- Tal es el caso del “New”, de Paul
Mc Cartney, que ya ha sido comentado en este blog; se trata de un interesantísimo híbrido de
rock y pop ‘beatleliano’ que asimila algunos de los elementos menos insufribles
de las nuevas tendencias sonoras. Más allá de los gustos, hay que reconocer que
la composición, la interpretación y la manufactura son impecables.
49.- De otro lado, grupos como 98° regresaron con más pena que gloria,
con discos que merecieron mejor suerte. Parece que solo les dieron bola sus
fans de antaño. Una lástima porque, de todas las boy band, 98° era una de las pocas que realmente cantaba; el disco,
para los curiosos, se llama 2.0. 48.- Decca trató de resucitar el éxito comercial
de Luciano Pavarotti con una nueva edición de sus grandes éxitos. “Pavarotti 50” es un buen intento por mantener viva a la leyenda, pero peca al incluir
dúos ayayeros con varios innombrables, los que hacen de este disco algo
interesante para neófitos pero prescindible para conocedores de mediano
alcance. Pese a todo, se trata de un buen repaso a los aportes de este
importantísimo tenor y nadie duda de que aportará amor por la ópera en las
nuevas generaciones.
47.- Dr. Dog es
un banda gringa que se las trae, y a la que tengo en muy buena estima aunque
por momentos suene deliberadamente idéntica a todas las demás; el enigmático “B-Room”
es una de las mejores propuestas de blues + country + rocanrol en lo que va del
siglo (aunque Lambchop sigan siendo los jefes absolutos del género).
46.- Una nueeeeeeeeva versión del Requiem de Verdi apareció en este 2013 de bicentenario, a cargo de una constelación
de estrellas: Daniel Barenboim (director), Anja Harteros (soprano), Jonas
Kaufmann (tenor), Elina Garança (mezzo) y Rene Pape (bajo barítono) junto a la
orquesta y el coro del Teatro alla Scala. Esto es algo así como el Barça de la
música clásica, háganse la idea. Pero más allá del impresionante reparto y de
la clase maestra de canto en que se convierten las intervenciones de Pape, esta
versión no destaca por encima de otras (igual es buena, muy buena, pero todavía
no ha salido nada a la altura de lo grabado por Hellmuth Rilling, por ejemplo).
45.- “Eddie Palmieri Is Doin' It in the Park (Original Soundtrack)” (para ver información
sobre el documental, hacer clic aquí) es un EP editado en digital y vinilo, con sello independiente, y consagrado a ponerle saoco a un documental ‘indie’ dirigido por Bobbito Garcia y
Kevin Couliau acerca del impacto cultural, social, económico e histórico del
basketball en la vida de los neoyorquinos (en especial de los jugadores,
obviamente). Palmieri acaba de presentar “Sabiduría” y ha recibido este mismo año
una serie de reconocimientos por su tremendo legado artístico; el jazz latino
puede seguir contando con uno de sus mejores exponentes y por varios años más. 44.- Arcade Fire presentó “Reflektor”,
que es... bueno y extraño a la vez. No hay mucho en este disco del Arcade Fire
tradicional, que suele ser un grupo contundente ante el cual uno se
saca el sombrero luego de escuchar diez segundos de cualquier tema. Este
deliberado giro hacia terreno 'FleetwoodMaciano' quiere decirnos algo (que cada quien
saque su propia conclusión), porque gratuito no ha sido. Un buen disco que pudo
estar mejor… ¿o Arcade Fire está demasiado adelantado como para que podamos
descifrarle el arte y la ciencia? 43.- Por otro
lado, Iron and Wine se hizo presente nuevamente este año, vuelta de timón
mediante, con “Ghost on Ghost”, también comentado en este blog.
42.- Neeme Järvi dirige a la Bergen Philharmonic Orchestra, con James
Ehnes en el primer violín, en la espectacular nueva versión del “Swan Lake”, álbum lanzado en CD Super Audio y que, entre otras cosas, ofrece el
regreso a la partitura original tal como la concibió y escribió Tchaikovsky.
Chandos es el sello que acuna a Ehnes y Järvi, y que además anda en investigaciones
musicológicas de las obras del compositor ruso desde hace tiempo. Me animaría a decir, con ánimo
dinamitero, que deberíamos deshacernos de las versiones previas de “El Lago”
que tengamos en casa, porque este “Swan Lake” se las trae. 41.- Volviendo al pop, Vampire Weekend y su “Modern Vampires of the City” merecieron mejor prensa en lugar de ser tratados como
producto de consumo masivo. Ahora que el mercado está saturadísimo de
propuestas ‘indie’ en inglés, esta interesante mezcla de elementos góticos, pop,
medievales, electrónicos, asiáticos, africanos y barrocos probablemente ni
siquiera sea recordada a diciembre de 2014. Este disco debió destacar bastante
más entre el montón pero, al mismo tiempo, mereció una mejor producción y dirección musicales; la propuesta está buena
pero los elementos no cuajan, tal vez porque la vena experimental
debió tener mayor libertad y la línea pop debió ser abandonada cuando lo experimental empezaba a cobrar madurez. Se trata, creo yo,
de un disco paradójico: muy bueno y a la vez un imperdonable desperdicio de
oportunidad.
Del
40 al 31
40.- Matt Fishel presentó “Not thinking Straight”, un disco pop bastante correcto, considerando que se trata de su
debut discográfico y que es un disco temático, reivindicativo para con la
adolescencia gay; los riesgos eran muchos (lugares comunes, discurso facilista;
en resumen: pudo ser ridículo), pero la sobriedad jugó a favor del arte esta
vez. Y ojo que los singles
remezclados ‘alla 80’ están también en su punto.
2013 fue un año favorable para las
compilaciones de grandes éxitos de los cantantes académicos: 39.- la mezzosoprano Joyce Didonato
presentó “Rejoyce”,
cuyo único problema es que nos tienta a comprar este compendio y dejar de lado los
álbumes cuyos extractos lo alimentan (y no escuchar completo “Diva, Divo” es un sacrilegio). 38.- Con
“La Passion Lemieux”, Naïve pretendió explotar los bolsillos de los hinchas de
la híper carismática contralto canadiense Marie-Nicole Lemieux, que ya había
presentado otros discos este mismo año, participando entre otros en los
lanzamientos que su sello dedicada constantemente a la obra de Vivaldi. El
disco, que en cierta forma recopila los high
lights de 2013, está lindo, además de que la Lemieux es en sí misma un
show. 37.- “Greatest Moments in Concert”, del contratenor Philippe Jaroussky, apareció a finales
de 2012 y esa es la única razón por la cual no está entre los primeros puestos
de esta lista. El tipo está pasado de vueltas de lo talentoso que es, y como la
Sociedad Filarmónica no cumpla con traerlo para el anunciado concierto en Lima,
sus fanáticos le haremos una manifestación tan violenta que ni la CGTP con
topos apristas. Advertida estás, Sociedad de F.
36.- Pearl Jam volvió al ruedo con “Lightning Bolt”, un buen disco (bastante bueno, para ser sinceros) pero que acusa
cierto desgaste, algo que no parece suceder con otros grupos del mismo vuelo aún
en vigencia. Parece que está empezando a fallar en el engranaje, pero todavía vale la
pena escucharlos, y mucho.
35.- Por otro lado, un tal Andreas Ottensamer, proveniente de un rancio abolengo de clarinetistas (es hijo de Ernst Ottensamer… y bueno, para quienes conozcan al viejo, esto es un datazo), lanzó su primer álbum solista: “Portraits - The Clarinet Album” con adaptaciones de obras de Gershwin y Domenico Cimarosa, así como obras escritas para clarinete (Louis Spohr, Aaron Copland). El resultado es un disco ecléctico pero sólido, aunque algo cándido por momentos… tal vez sea la poca costumbre de escuchar un clarinete en el protagónico absoluto, y es por eso, justamente, que creemos que se trata de un buen disco. 34.- “Paganini Unpublished”, de Scicli, Sebastiani, Puliti y Donne, es un disco bellísimo. Obviamente trae obras inéditas de Paganini, para violín y guitarra, que en ese orden eran los instrumentos con los que mejor se entendía el genio (de hecho, se le conoce como el Hendrix del violín… o a Jimmy como el Paganini de la guitarra… bueno, por ahí va la cosa). Aunque las obras de este álbum son muy poco “paganinianas” (salvo los cuatro estudios para violín) y probablemente por ahí empiecen los academicistas a avivar la polémica, Dynamic se sigue anotando golazos con las ediciones que consagra a este monstruo atemporal de la música.
35.- Por otro lado, un tal Andreas Ottensamer, proveniente de un rancio abolengo de clarinetistas (es hijo de Ernst Ottensamer… y bueno, para quienes conozcan al viejo, esto es un datazo), lanzó su primer álbum solista: “Portraits - The Clarinet Album” con adaptaciones de obras de Gershwin y Domenico Cimarosa, así como obras escritas para clarinete (Louis Spohr, Aaron Copland). El resultado es un disco ecléctico pero sólido, aunque algo cándido por momentos… tal vez sea la poca costumbre de escuchar un clarinete en el protagónico absoluto, y es por eso, justamente, que creemos que se trata de un buen disco. 34.- “Paganini Unpublished”, de Scicli, Sebastiani, Puliti y Donne, es un disco bellísimo. Obviamente trae obras inéditas de Paganini, para violín y guitarra, que en ese orden eran los instrumentos con los que mejor se entendía el genio (de hecho, se le conoce como el Hendrix del violín… o a Jimmy como el Paganini de la guitarra… bueno, por ahí va la cosa). Aunque las obras de este álbum son muy poco “paganinianas” (salvo los cuatro estudios para violín) y probablemente por ahí empiecen los academicistas a avivar la polémica, Dynamic se sigue anotando golazos con las ediciones que consagra a este monstruo atemporal de la música.
33.- A lo nuevo de Iggy Pop ya se le ha reventado cohetes merecidísimos
en este blog. Y se le seguirán reventando. 32.-
A Jean-Efflam Bavouzet no se le ha reseñado aún, pero adelantemos que su quinta entrega
de las sonatas para piano de Haydn es una maravilla. Bavouzet y Chandos (otra vez Chandos)
ya habían consagrado un ciclo a toda la obra para piano de Debussy años ha,
también de audición obligatoria, y ahora con Haydn continúan demostrando que son los mejores en estas ligas. Aunque no se sepa mucho de música clásica para piano,
cualquier persona que se siente a escuchar a Bavouzet podrá entender cuál es la
diferencia entre un pianista del montón (de esos que graban y venden discos por
decenas de millones) y uno con talento de verdad (aunque venda casi nada, en
comparación). 31.- Y terminando este conteo al vuelo, el “Shulamith”
de Poliça nos devuelve la fe en el pop comercial de ‘target’ masivo y juvenil…
aunque, claro, tenía que provenir de un sello independiente (tan independiente
que aún no descubrimos si se llama Memphis Industries o Mom & Pop Music). Este,
su segundo álbum, le quedó tan bueno que ni las distorsiones electrónicas le
pueden asolapar la vena melódico-armónica. Y tal vez este sea su mejor aporte:
en más de un sentido el álbum se inclina por lo áspero cuando asoma el
melodrama. Esto, Adeleliebers y Gagaliebers, es pop de buenísima calidad.
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