Luego de los artículos concernientes a los puestos del 50 al 31 y del 30 al 11, a estas alturas del conteo resulta muy difícil decidir el orden de preferencias. De hecho, desde el post anterior
había empezado con los arrepentimientos, puesto que hay discos muy buenos que podrían quedar entre los diez mejores. Así y todo, pongámosle un orden
preferencial también a estos diez.
De los mencionados a continuación, “X'ed Out” de Tera Melos, “Ciudad deReyes” de Gabriel Alegría, “Woman” de Rhye, “No beggining No end” de José James
y “Wagner” de Jonas Kaufmann ya han sido previamente reseñados. A Albita y
Cecilia Bartoli se les ha dedicado sendos artículos a propósito de los discos editados
este año, así que solo quedarían por comentar los discos de Javier Perianes, Andrew
M. Pisanu y Patricia Kopatchinskaja. Pues aquí vamos:
10.- Rhye, "Woman" (Republic Records)
09.- Tera Melos, "X'ed Out" (Sargent House)
08.- Gabriel
Alegría, "Ciudad de Reyes" (Sapo Negro Records)
07.- Cecilia
Bartoli, "Bellini: Norma" (Decca)
06.- José James, "No Beginning No End" (Blue Note)
05.- Jonas
Kaufmann, "Wagner" (Decca)
04.- Albita, "Una mujer que canta" (Angel's Down Records)
03.-
Patricia Kopatchinskaja, Vladimir Jurowski,
London Philharmonic Orchestra
Prokofiev & Stravinsky Violin Concertos
Naïve
Patty es mi favorita por muchas razones
y quiero dejar en claro que lo fue desde mucho antes de hacerse famosa, así que como decía Ferrando: ¡¡¡YO LA DESCUBRÍ!!! Este
año ganó dos Gramophone Awards (categorías “Recording of the Year” y “Concerto”), premios que pasan
a engordar la lista de logros de esta violinista moldava. Su estilo es inmediatamente
reconocible, pues no apuesta por la pulcritud interpretativa sino por la
expresividad (aunque esto implique soltar cromas, tropezar con el compás
o ensuciarse un poquito la digitación). En vivo, ella es todo un espectáculo
pegándole al violín, serruchando con furia las cuerdas, sacudiendo los cabellos
de aquí para allá; en entrevistas, la exposición atropellada en inglés
masticado de sus ideas extravagantes la convierten en una delicia admirable. Ya, bueno... en “Prokofiev & Stravinsky Violin Concertos” no consigue la interpretación
perfecta que sí consiguió con “Bartok, Eötvös, Ligeti” (2012) pero otras son
las razones que hacen de este disco uno de los mejores de 2013: el aporte de la "kopatchinskajanísima" cadenza al
concierto de Stravinsky (parte que el autor nunca escribió) y la firmeza con
que enfrenta los recovecos virtuosos de la pieza de Prokofiev. Jurowski, es
cierto, dirige ambas piezas a la medida de la diva del violín y se las pone en
bandeja, y también es cierto que hay momentos en que Patricia abusa de sus variados recursos musicales. Pero también es cierto que todo lo anteriormente expuesto
solo contribuye a perfeccionar las que tal vez sean las versiones
definitivas de estos conciertos para violín.
02.-
Andrew M. Pisanu
Collecting Diseases
Andrew M. Pisanu
Es el disco más acojonadoramente
depresivo que haya yo podido escuchar… junto con el “Poses” de Rufus Wainwright, el
“I am a bird now” de Antony and The Johnsons o cualquiera de Teddy Thompson y
Matt Alber. Y, justamente, "Collecting Diseases" se inscribe en la línea de todos los anteriores: las letras cortavenas hablan de amores no correspondidos o de amores imposibles junto a desengaños muy, pero muuuuy dolorosos. Musicalmente se trata de
un ‘tour de force’ de voz y piano, con algunos acentos proporcionados por un
cuarteto de cuerdas y un par de clarinetes; se trata casi de un disco de cámara. Las canciones son tan extrañas y atemporales que bien podrían pertenecer al siglo XIX, de no ser por el toque pop que Andrew
les imprime a todas ellas. No se sabe si el pianista es él mismo, pero
en cuanto a la interpretación en general la cuota de sentimiento está más que cubierta. No
se trata de un gran cantante pero sí de un gran intérprete; otrosí, considerando
que las imperfecciones vocales, como la voz quebrada y las desafinaciones, podrían
haber sido fácilmente reemplazadas o maquilladas en estudio, debemos suponer
que mantenerlas en el producto final forma parte del paquete artístico. En
cuanto a los temas, cada cual se muestra mejor que el otro, pero personalmente me
quedaría con “Better off”, “John Doe”, “Disaster”, “Nazi Falls” y “RufusWainwright”, cuyo video tiene la capacidad de desmoronarte emocionalmente.
Ojalá que este debut se convierta en una carrera correspondida por el éxito
comercial y el aplauso de la crítica; motivos hay de sobra.
01.-
Javier
Perianes
…les sons et les parfums
Harmonia
Mundi
El disco estuvo disponible para ser
escuchado en streaming por bastante tiempo como para hacerse un criterio
completísimo de la obra; a lo que no se pudo acceder es al video que acompaña
esta producción. Sobre la música, pues algo tiene Javier Perianes que lo hace
perfectamente reconocible a primera audición, tal como sucede con la Kopatchinskaja
aunque por los motivos opuestos: Perianes lleva a cero absoluto cualquier
histrionismo interpretativo y hace que nos conectemos con el espíritu de la
obra y acaso con las intenciones del compositor; ese es el resultado y la forma en
que lo consigue es su receta secreta. Es por eso que, si bien ya estamos hasta
la coronilla de grabaciones de Chopin y Debussy, uno puede confiar plenamente en el criterio de Perianes a la hora de poner en escena lo que
todo el mundo ya puso en escena. “…les sons et les parfums” es una apuesta por revisitar
el lado más expresivo de la música romántica y
de la impresionista.
A Chopin, al parecer, Perianes se lo conoce de memoria; debe ser por eso que
temas como "Berceuse", los preludios y el "Étude No. 1" le
quedan perfectos y a la vez muy distintos de aquello que usualmente
escuchamos... indescriptible puede ser la palabra (conste que no soy el único
que ha tirado la toalla a la hora de adjetivar el estilo de Perianes). La
interpretación de los temas de Debussy, por otro lado, tienen un cierto matiz
lúdico y, por momentos, fantasmal (ya, sí; mejor quedémonos con "indesciptible"). Todas y cada una de las notas suenan
clarísimas, incluso cuando se trata tocarlas con efectos, con lo cual comprobamos
que Perianes es único con las manos y con los pies con que maneja los pedales del
piano. Lo único que se me ocurre agregar es que quien quiera que sea el
ingeniero de sonido de esta maravilla de álbum, se merece un lugar en el
Parnaso entre Chopin y Debussy. Vayan tomando nota, que aquí hay por lo menos otro CHOC, un Gramophone
y quién sabe si un Grammy. Para mí, este es el mejor disco de 2013.
Facebook - Twitter - Tumblr - LastFM
No hay comentarios:
Publicar un comentario