sábado, 17 de marzo de 2012

En la cima... siempre en la cima

Lleva 25 años de carrera artística pero ha producido mucho más, en cantidad y calidad, que cualquier coetáneo. Desde aquel primer álbum en el que mezclaba jazz y canción francesa, hasta la ópera que acaba de estrenar en Nueva York, el canadiense Rufus Wainwright parece no estar interesado en descansar. 


Empezó el 2012 con más de un proyecto en agenda. Primero, estrenaría oficialmente la ópera “Prima Donna”, proyecto que empezó hace más de cinco años y que recién tomó forma definitiva en noviembre de 2011; luego, editaría un álbum de música deliberadamente pop, tan comercial como le fuera posible. Y eso solo para los primeros meses del año.

Escena de “Prima Donna” (Crédito: Wall Street Journal).
Fue así como estrenó por todo lo alto “Prima Donna”, la historia de una diva del mundo lírico que va perdiendo progresivamente su voz y popularidad, situación que la lleva a aislarse del mundo y la enloquece. Para su debut como compositor lírico, Rufus eligió nada menos que el New York City Opera. Sin embargo, las críticas no le fueron favorables: “No es la gran cosa pero al menos se deja escuchar”, tituló The Inquirer en su portada.

Solo fuegos artificiales

Pero los demás críticos no fueron tan benevolentes. “No tiene un argumento que valga la pena ni picos emocionales en la historia (…) parece una mala versión de ‘Sunset Boulevard’”, sentenció Heidi Waleson, del Wall Street Journal. Y prosiguió: “Si una orquesta masiva y unos acordes ingeniosos fueran suficientes, esto sería una buena obra, pero parece compuesta por un programa de computadora mezclando los clichés de viejas óperas.”

Aun más lapidario fue James Jorden, del New York Post, quien terminó su larga paliza anotando que “la orquesta saturaba todo el tiempo y no dejaba escuchar las voces de los cantantes, pero con música tan mediocre no es una tragedia perderse una que otra nota”.


Y bueno, Rufus ha vivido peores cosas en su vida y, como todo adicto a la música, sabe que no será ni el primer ni el último compositor al que la crítica vapulee mientras que la historia se encarga de reivindicarlo en años futuros: desde Monteverdi hasta Shostakovich, ninguno se ha salvado del veneno de los críticos. Mucho menos, su amadísimo Verdi.

Pero no exageramos cuando decimos que Rufus la ha pasado peor durante su vida.


Rufus Wainwright nació en 1973 en EEUU, aunque creció en Canadá. Es hijo del cantautor y actor Loudon Wainwright III (conocido por sus roles en la serie “M*A*S*H” y las cintas “Virgen a los 40” y “Elizabethtown”) y de la cantante, compositora y pianista Kate McGarrigle (1946-2010), famosa en los setenta por el dúo que formara con su hermana Anna. A esto debemos sumar que su tía es la jazzista Sloan Wainwright y que su hermana Martha, con quien jugaba de niño a interpretar las muertes de Tosca, Mimí y Cio-Cio San, también es una estrella de la música.

El Mesías gay

En un ambiente tan musical y bohemio, con padres y tíos llenos de mundo, no fue raro que Rufus creciera obsesionado con la música y otras artes, y que también tuviera menos problemas que los demás adolescentes para aceptar abiertamente su homosexualidad. Desde niño quiso interpretar a Dorothy y sabía de memoria todas las líneas del “Mago de Oz”, cinta protagonizada por Judy Garland, a tal punto que su madre lo despertaba en las madrugadas para que interprete a piano y voz, para deleite de las visitas, “Somewhere Over the Rainbow”, cuando apenas tenía ocho años de edad.

A los 14 años, mientras coqueteaba con un sujeto mucho mayor que él, fue asaltado y violado en Londres, hecho que ocultaría durante cinco años, luego de los cuales empezó a consumir drogas duras y a vivir al filo de todo, frecuentando bares de mala muerte y teniendo sexo con desconocidos.

Rufus, en la portada de una revista gay.
Sin embargo, su inquietud musical continuaba viva y fue así que entre 1994 y 1997 le dio forma su primer álbum, “Rufus Wainwright” (DreamWorks, 1998), producido por Jon Brion, en el cual mezclaba la ‘chanson’ francesa con jazz, ópera, pop, rock, música de cabaret y aires flamencos. El tema más conocido, “April Fools”, venía acompañado por un colorido videoclip dirigido por Sophie Müller y en el cual se mostraba a Rufus conviviendo con seis mujeres: Carmen, Tosca, Mimí, Cio-Cio San y Gilda, personajes extraídos del mundo de la ópera.

En este disco también quedaba claro que todas las canciones de amor estaban dirigidas a otro hombre, algo que el compositor puso como condición para firmar su contrato: “no voy a mentirle al mundo ni a mí mismo aparentando algo que no soy; mis canciones hablan del amor homosexual”.

Mundo de vicios

Los críticos musicales quedaron maravillados y aunque el disco no fue un éxito de ventas, tampoco fue un fracaso. Mantuvo un público cautivo y variopinto que, con el paso de los años, aumentaría en cantidad y calidad. A su aclamado primer álbum le siguió “Poses” (DreamWorks, 2001), que llegó al N° 117 del Billboard 200 estadounidense; nada mal para un artista tan hermético y poco dado al mainstream. Este mismo disco llegó al N° 1 de los rankings alternativos y recibió, además, premios como el GLAAD Media Awards y el Juno Awards.


Sus dos siguientes discos estuvieron marcados por su creciente adicción a la metadona y los excesos artísticos. En “Want One” (DreamWorks, 2003) y “Want Two” (Geffen, 2004), llegó al extremo de meter dos orquestas sinfónicas completas en un mismo estudio de grabación, además de reclutar a toda su familia como músicos de sesión y de contar con artistas del calibre de Antony Hegarty, Teddy Thompson, Van Dyke Parks y Sterling Campbell bajo la producción de Marius De Vries.


A estas alturas, Rufus Wainwright ya tenía un nombre ganado por derecho propio en el mundo del espectáculo, y las grandes estrellas de todos los géneros musicales y todas las artes se peleaban por ser sus amigos. Por eso no sorprende que, tras tocar fondo luego de una sobredosis que casi lo lleva a la muerte, Rufus se diera el lujo de levantar el teléfono y pedirle ayuda a su íntimo amigo Elton John, quien corrió a sacarlo del abismo.

Liberando estrellas

Tras una intensa terapia de rehabilitación, la suerte de Wainwright mejoró notablemente. Si ambos álbumes del díptico "Want" ocuparon posiciones expectantes en los charts, fue con “Release the Stars” (Geffen, 2007), que llegó al puesto 20 del Billboard 200 en EEUU y ocupó los primeros lugares de los charts europeos. También fue el pretexto para realizar la extensa gira que luego sería documentada en el álbum en vivo “Milwaukee at Last!” (Decca, 2009), y en medio de la cual encontraría al amor de su vida, Jörn Weisbrodt, administrador y erudito en arte. De hecho, recientemente anunciaron que contraerían matrimonio en algunas semanas.

En el interín, lanzó un documental sobre su vida llamado “All I Want” (Universal / Geffen / Isis, 2005) y otro documental sobre el proceso de composición de “Prima Donna: The Story of an Opera” (Isis / Decca, 2009). Sin embargo, su proyecto más estrafalario (y mejor logrado, según muchos) fue la reinterpretación nota-a-nota del célebre concierto brindado por su ídolo de infancia, Judy Garland. “Rufus Does Judy at Carnegie Hall” (Geffen, 2007) fue editado como álbum doble y como DVD, y le valió su única nominación al Grammy hasta la fecha, como “Best Traditional Pop Vocal Album”.


Hasta ese momento, la carrera de Rufus Wainwright no podía ir mejor. Enamorado, libre de las drogas, respaldado por la crítica y el amor incondicional de un público que se cuenta por millones en todo el mundo, parecía que no podría superarse a sí mismo. Sin embargo, el fallecimiento de su madre en 2010 influyó en su decisión de grabar “All Days Are Nights: Songs for Lulu” (Decca, 2010), un ‘tour de force’ a voz y piano, al que la crítica mundial no pudo amar más.


Amores reales

Tras esta experiencia, decidió terminar de escribir y poner en escena su primera ópera … además de tener una hija con Lorca Cohen (a su vez, hija de Leonard Cohen). Viva Katherine Wainwright Cohen nació en febrero de 2011 y es criada actualmente por Rufus y Jörn.

Tras editar un ambicioso boxset titulado “The House of Rufus”, con 19 CD y DVD que recopilan todas y cada una de las movidas del canadiense, presentará en abril “Out of the Game” (Decca/Polydor, 2012). Como él mismo dijera en una entrevista para la BBC, “este disco está orientado al folk rock y al pop; personalmente, me suena a uno de Fleetwood Mac. Indaga en las atmósferas que pueden crearse con los arreglos musicales y corales, pero siempre en clave de pop.”

Rufus también ha colaborado a lo largo de su carrera con diversos artistas y bandas sonoras. Le puso voz al “Hallelujah” de Leonard Cohen para “Shrek III”, a “Across the Universe” para “Mi nombre es Sam” y a “King of the Road” y  “The Maker Makes”  para “Brokeback Mountain”, entre otras. Si bien parece haberlo hecho casi todo, siempre descubre una nueva veta que explorar. Así que, fanáticos del mundo, todo parece indicar que tendremos Rufus para rato.


(Publicado en la Edición 17 de la Revista Siete del 11/03 al 17/03 2012)
Enlaces relacionados:
Sobre el lanzamiento de "The House of Rufus"

Actualización al 16/03/2012: Rufus Wainwright invita a remezclar uno de sus nuevos temas y a participar en un concurso. Primer premio: Mil dólares, promoción en la web, un vinilo autografiado y la edición deluxe de "Out of the Game". Las bases (y los tracks para las mezclas) están disponibles aquí.

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